sábado, 23 de mayo de 2009

¿Que tal confiamos?

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación, pero quería la gloria para él solo, por lo tanto subió sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo. Decidido a llegar a la cima, de pronto oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado, a sólo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, le pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir... Sin embargo, de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... SI, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más que gritar: "Ayúdame Dios mío..." De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó: "¿QUE QUIERES QUE HAGA?" "Sálvame Dios mío". "¿REALMENTE CREES QUE TE PUEDA SALVAR?" "Por supuesto Señor" "ENTONCES CORTA LA CUERDA QUE TE SOSTIENE..." Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó...

Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza, con las manos a una cuerda... A DOS METROS DEL SUELO...

¿Y tú? ¿Qué tan confiado estás de tu cuerda? ¿Por qué no la sueltas?

El poder de la Actitud

Lucas era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y siempre tenia algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba, él respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".

Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante. La razón por la que las meseras seguían a Lucas era por su actitud. él era un motivador natural: Si un empleado tenía un mal día, Lucas estaba ahí para decirle al empleado como ver el lado positivo de la situación.

Ver este estilo realmente me causo curiosidad, así que un día fui a buscar a Lucas y le pregunte: "No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo, ¿cómo lo haces?" Lucas respondió: "Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo, Lucas, tienes dos opciones hoy: Puedes escoger estar de buen humor o puedes escoger estar de malhumor. Escojo estar de buen humor". "Cada vez que sucede algo malo puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello". "Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo enseñarle el lado positivo de la vida".

"Si claro pero no es tan fácil (proteste)". "Si lo es", dijo Lucas. "Todo en La vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección. Tu eliges como reaccionas a cada situación, tu eliges como la gente afectara tu estado de animo, tu eliges estar de buen humor o mal humor". En resumen: "TU ELIGES COMO VIVIR LA VIDA".

Reflexione en lo que Lucas me dijo. Poco tiempo después, deje la Industria de restaurantes para iniciar mi propio negocio. Perdimos contacto, pero con frecuencia pensaba en Lucas cuando tenía que hacer una elección en la vida en vez de reaccionar a ella.

Varios años mas tarde, me entere que Lucas hizo algo que nunca debe hacerse en un negocio de restaurante: Dejo la puerta de atrás abierta una mañana y fue asaltado por 3 ladrones armados. Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano temblando por el nerviosismo, resbalo de la perilla de combinación. Los asaltantes sintieron pánico y le dispararon.

Con mucha suerte, Lucas fue encontrado relativamente pronto y llevado de emergencia a una clínica. Después de 18 horas de cirugía y semanas de terapia intensiva, Lucas fue dado de alta aun con fragmentos de bala en su cuerpo.

Me encontré con Lucas seis meses después del accidente y cuando le pregunte como estaba, me respondió: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo". Le pregunté que paso por su mente en el momento del asalto. Contesto: "Lo primero que vino a mi mente fue que debí haber cerrado con llave la puerta de atrás. Cuando estaba tirado en el piso recordé que tenía 2 opciones. Podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir".

"No, sentiste miedo?", le pregunté. Lucas continuo - "Los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaron al quirófano y vi las expresiones de las caras de los médicos y enfermeras, realmente me asuste... podía leer en sus ojos: es hombre muerto. Supe entonces que debía tomar una decisión." "Que hiciste?", pregunté. "Bueno... uno de los médicos me preguntó si era alérgico a algo y respirando profundo grite: "Sí, a las balas". Mientras reían les dije: "Estoy escogiendo vivir... opérenme como si estuviera vivo, no muerto".

Lucas vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su asombrosa actitud. Aprendí que cada día tenemos la elección de vivir plenamente. La ACTITUD, al final, es LO QUE CUENTA.

Recuerda: "Solo se frustran aquellos que dejan de ver la parte positiva de sus resultados".